EL DESNUDO EN EL ARTE


Las formas del cuerpo humano han sido la temática más antigua y constante en la historia de las artes plásticas. Desde siempre, este tema, tan recurrente, ha sido enfocado desde las intenciones creadoras más diversas.




De épocas prehistóricas se conserva una gran cantidad de estatuillas esculpidas en piedra que representan a ídolos de la fertilidad. Una de estas estatuillas es la llamada "Venus de Willendorf" (Museo de Viena). En estas pequeñas figuras se destacan fuertemente los atributos de la anatomía femenina. En la pintura rupestre (Tassili, Sahara) también aparecen humanos esquematizados participando en la cacería de animales, los que son vistos como amenaza y alimento al mismo tiempo.

En el antiguo Egipto, relieves , pinturas y esculturas describen las formas naturales de la mujer de manera sofisticado y vistas a través de una larga vestimenta muy fina y transparente.

En la Grecia antigua, el cuerpo humano goza de una apreciación muy particular: se le considera como la máxima creación de la naturaleza, ya que "el hombre es la medida de todas las cosas". De acuerdo con el criterio reinante, un atleta olímpico poseía una belleza divina y a los dioses se los representaba como seres humanos perfectos. Mencionemos aquí solamente dos de los ejemplos más famosos: el "Discóbolo" de Myron y la "Afrodita" de Praxíteles.

Esta situación cambia radicalmente en el curso de la Edad Media. En esta época y, bajo la tutela de la iglesia omnipresente, el cuerpo humano es considerado como la sede pecaminosa de la lujuria y la concupiscencia. Por consiguiente, su figuración se proscribe decididamente, exceptuando los temas de Adán y Eva ("Eva Rampante" en Vézeley) y las almas que llegan desnudas al cielo o al infierno (Catedral de Autun).

Este tabú sigue aplicándose durante toda la época medieval. En los mosaicos bizantinos se ve la piel de las personas retratadas solamente en los rostros y las manos. En las obras románticas y góticas, el cuerpo humano se cubre con ropajes que forman un laberinto de pliegues.

En cierto momento, hasta los ángeles eran personajes muy serios que estaban vestidos y de pie. Tuvo que pasar mucho tiempo para que esos ángeles se convirtieran en alegres niñitos rosados que vuelan por los aires, desnudos.

Muy tardíos, pero aún góticos en su idiosincrasia mística, son los dos grandes pintores del Norte: Hieronymus Bosch ("El Bosco") y Mathis Grünewald. Del primero, en la controvertida pintura llamada "jardín de las Delicias" (El Prado), hay más de cien desnudos; es una dura crítica social y moral. Con igual espíritu profundamente religioso, pero en otro lenguaje plástico, Grünewald plasma a Cristo Crucificado (Colmar) como tétrica figura desdibujada y de color irreal para evocar el dolor en el drama simbólico.

En el Renacimiento nuevamente cambia el panorama. Con el pretexto de inspirarse en la mitología grecorromana, la belleza del cuerpo desnudo vuelve en gloria y majestad. Cuesta seleccionar unos pocos ejemplos, entre tantas obras inmortales: el "David" (Florencia) y el "Adán" (Roma), ambas de Miguel Ángel; el "Nacimiento de Venus" (Florencia) de Boticelli; y la "Venus Dormida" (Dresde) de Giorgione, con esta pintura se inicia una serie de obras sobre el mismo tema: el desnudo femenino tendido.

El Renacimiento desemboca en el Manierismo, movimiento en el cual hombres y mujeres son mostrados en atrevidos escorzos y poses retorcidas. Esto se manifiesta en varias obras tardías de Miguel Ángel, "Pieta", (Roma), en las esculturas "serpentinadas" (Florencia) de Giambologna y en los protagonistas de la "Resurrección de Cristo" (Madrid) de El Greco.

Posteriormente, el Barroco celebra el físico humano mediante formas anatómicas generosas que reflejan la exuberancia y la sensualidad característica de la época. Sirvan de ilustración el "Rapto de las Hijas de leucipo" (Munich) y las ninfas acuáticas en la obra "Desembarco de María de Médici" (Louvre), ambas de Rubens.

En cambio, nada de exuberante ni de grandioso muestran las telas del estilo Rococó. Su frivolidad la atestigua el coqueto cuadro de Mademoiselle Murphy (Munich), favorita del rey Luis ,XV, pintado por Boucher.

El Neo - Clasicismo pretende retomar la línea renacentista. Sin embargo, los hombres y las mujeres de Ingres ("Bañista" en el louvre) y de jacques-louis David ("Las Sabinas", también en el Louvre) son tan idealizadas e irreales que sus cuerpos no dejan ver ni vello ni arruga alguna.

Muy distinta es la actitud de los más grandes maestros de todos los tiempos que son Rembrandt ("Danae" en el Eremitage, San Petersburgo) y Velázquez ("Venus con el Espejo" en Londres). Ellos quieren pintar, cada uno a su manera, mujeres de verdad, que viven y respiran, y no sólo cuerpos de muñecas frías y perfectas.

De la ola romántica, la tela más comentada o rodeada de anécdotas es la "Maja Desnuda" (Madrid) de Francisco Goya. También cabe mencionar aquí al inglés William Biake, quien autopublica sus poemas e ilustraciones ("La Divina Comedia").

En las últimas décadas del siglo pasado (que pronto será el "antepasado") se inicia lo que malamente sigue denominándose arte "moderno". En ese entonces se presenta en el Salón de París la obra de Manet titulada "Olympia", la que suscita un gran escándalo no sólo por la mirada desafiante de una cortesana desnuda, sino también por la manera inusitada de pintar. Este cuadro de las vísperas del impresionismo propiamente tal, es un eslabón en la cadena temática del desnudo yacente que empezó Giorgione y que continuó con Ticiano y Goya , entre varios otros.

Mientras que para el Impresionismo un cuerpo de carne y hueso no es más que un paisaje natural, vale decir, un momento de luz y color, los post impresionistas ya buscan la estructura formal, el contorno sólido ("Bañistas" de Cézanne y "El Oro de sus Cuerpos" de Gauguin).

Partiendo de ahí, el Expresionismo y el Fauvismo acentúan y hasta exageran contornos y colores en pos de una emotividad. Véanse los ejemplos: "Odalisca" (Nueva York) de Matisse; "Desnudo Sentado" (Londres) de Modigliani; "Día Cristalino" (Berlín) de Heckel; o "Madre e Hijo" (Londres) de Moore.

Igual que siempre, Picasso es sui generis. En sus pinturas, esculturas, dibujos y grabados con desnudos, recorre casi toda la gama de enfoques posibles. El fue uno de los primeros que se inspiró en las tallas de madera africanas. Esas figuras del arte negro para el gusto convencional son muy feas, pero sumamente expresivas, y de ellas viene el primer paso picassiano hacia el Cubismo en la tela "Las Señoritas de Aviñon".

En los estilos plásticos del Pop y del Hiperrealismo, el cuerpo humano todavía motiva a algunos artistas, pero no celebran su esplendor como hemos visto que ocurría en algunos períodos anteriores. Lo miran y tratan como a un objeto cualquiera, o sea que lo cosifican con indiferencia. Muestras de lo anterior son el cuadro "la Pareja", del hiperrealista norteamericano Pearistein y la serie de su compatriota Wesselman, cuyo título global es "El Gran Desnudo Americano" (arte pop).

Con el advenimiento de la fotografía y las ramas derivadas de ella (como son el cine, el video y la IV.), ha aumentado en proporción inconmesurable la cantidad de imágenes de desnudos.

Para terminar este breve recorrido, cabe mencionar que, finalmente, el arte abstracto hace desaparecer temporalmente la representación de la figura humana, además de todo lo reconocible de nuestro entorno.

Hasta aquí se ha hablado exclusivamente del arte occidental, de manera que es necesario agregar unas pocas palabras sobre lo que se refiere al alcance oriental de nuestro tema.

En el extremo Oriente prácticamente no existe el concepto del desnudo artístico, ya que allí carece de nuestro antecedente histórico que para Occidente es la cultura clásica griega. Lo que, en cambio, si es notorio, es la soltura de la pincelada en la pintura y la prolijidad del atavío (véanse los grabados del grupo japonés Ukyo-é).

En la india, el enfoque es distinto. El "leimotiv" de todo el arte es religioso y algunos templos están repletos de ninfas, apsaras y bailarinas celestiales, ya sea como relieves en la fachada o como esculturas de bulto. Toda esta inmensa cantidad de desnudos femeninos son sensuales y lucen amplios senos y caderas, en algunos casos protagonizan escenas abiertamente sexuales (ejemplo: el templo de Khajuraho). Esta combinación de Religión, Arte y Eros suele malinterpretarse en Occidente por ignorancia. El hecho es que para la religión hinduista el concepto básico es que la "Creación del Universo" no ha terminado en los seis días bíblicos de la cultura judeocristiana, sino que continúa en el presente. Y que continuará mientras hombres y mujeres sigan procreando.

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