ORLAN: EL CUERPO COMO LIENZO

"Mi cuerpo es el espacio donde trabajo, es mi software"
Orlan es una artista contemporanea de performance. Ella misma “se da vida” a través de transformaciones donde su cuerpo es el espacio vital y entrañable para modelarse, para reconstruirse, para diseñarse; en contra de las imposiciones estéticas con que la sociedad tortura a las mujeres,a través de procesos dolorosos y humillantes que atentan contra su salud física y mental. Su relación con los medios masivos que han ayudado a difundir su obra es uno de los puntos mediante los cuales su trabajo entra en conflicto con la sociedad que lo ve nacer. Deformado por la conveniencia publicitaria y por lo espectacular de sus performances de Carnal Art –término acuñado por ella-, su trabajo se centra en el cuerpo como principal medida del ser y del placer. 




 Orlan nunca ha dejado el discurso del cuerpo en su obra, haciendo de éste su principal herramienta de trabajo, llevándolo hasta su transformación, con un discurso emancipador del cuerpo como forma natural de la identidad.


bien los discursos de género se encuentran detrás sus obras, es en sus trabajos de los años noventa donde se evidencian los quiebres que el discurso –principalmente- feminista ha tenido a lo largo de la historia. En la obra de Orlan es posible ver que la historia del discurso de género es algo revisado constantemente con los cambios sociales, teóricos y técnicos a los que accede determinada sociedad. Porque desde el feminismo mexicano de los años cincuenta que requería que las mujeres asumieran un rol masculino copiando sus modelos –de vestimenta, discurso y actitud política militante-, hasta la incipiente asimilación del rol del sexo –cualquiera sea este- de las sociedades avanzadas, ha corrido mucha tinta y muchas obras de arte, así como muchas modas que se basan en el historicismo evolutivo de la sociedad civil. El rol del cuerpo asumido en una sociedad institucionalizada, preconiza un ideal de emancipación de la discriminación y plantea la posibilidad de desarrollar y descubrir sus potencialidades mediante las técnicas que se van creando; todo esto con el fin de mejorar la calidad de vida y de desmitificar ciertos valores ortodoxos que se aplican a la propia visión que uno tiene de su cuerpo, valores muchas veces modelados bajo educación religiosa o dogmática. 

Desde 1965 hasta 1983 representó una compleja actuación, la “MesuRages“, un uso de su propio cuerpo como instrumento de medida, Orlan haría uso de su Orlan-Body como medida en un espacio arquitectónico determinado.
Sus excéntricas representaciones fueron un desafío tanto a las tradiciones más religiosas como al supuesto arte en el mundo. El primero a través de imágenes blasfemas y el segundo con acciones de una interpretación irreal del arte.
 Strip-tease occasionnel à l’aide des draps du trousseau.
 

Representaciones como “Tableaux vivants” o “Artist´s Kiss” producieron un gran escandalo en París. Orlan se convirtió en una máquina de tragaperras. Tras insertar la moneda descendía hasta el mismísimo “merci”, posteriormente  el autor era galardonado con un beso del artista.
Como una estrella en su propio teatro de la operación, en 1990 dejó su particular túnica santa y decidió ser reencarnada. La reencarnación de Saint Orlan fue el comienzo de una serie de cirugías plásticas en la cual, la artista comenzó a transformarse a si misma en semejanzas de algunas de las pinturas y esculturas históricas más conocidas.
El objetivo de Orlan era conseguir el ideal de belleza como sugieren los grandes artistas que pintaron mujeres.

Cuando la cirugía se completó quedó plasmada su propia representación artística y histórica. La barbilla de la Diosa Venus de Botticelli, la frente de la Mona Lisa de Leonardo, la boca de Rape of Europa de Boucher, los ojos de Pysche Gerome y la nariz de una escultura de Diana, una antigua Diosa romana de la luna, la caza y la castidad.
 La Ré-Incarnation de Sainte Orlan ou Image(s)

Según Orlan, eligió estos personajes no por los cánones de belleza que representan, sino por las historia y la mitología que vienen asociadas a ellas. Dentro del peligro que supone cualquier intervención, Orlan intensifica los deseos de sus objetivos para llegar a ellos como parte integrante de su arte. Ser nómada, mutante, cambiante y diferente. El comportamiento de Orlan podría interpretarse de forma análoga a los ritos primitivos de la participación del despiece de los cuerpos de las mujeres. Consciente del peligro de su propio destino, su deseo es formar las piezas de siete mujeres diferentes ideales, necesarias para cumplir el deseo de Adan para una Eva creada a su imagen.


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