LILIHT: LA PERDICION O LA MUJER FATAL

 Se cuenta de la primera mujer de Adán, Lilith,
(la hechicera a quien amó antes de recibir el regalo de Eva)
que su lengua engañaba antes que la de la serpiente
y su pelo embrujado fue el oro primigenio.

Inmóvil permanece; joven, mientras el mundo se hace viejo;
y, delicadamente contemplativa de sí misma,
hace que los hombres contemplen la red brillante que teje,
hasta que corazón y cuerpo y vida en ella quedan presos.

La rosa y la amapola son sus flores, pues ¿dónde
podremos encontrar, oh Lilith, aquél a quien no engañen
tus fragancias, tu sutil beso y tus sueños tan dulces?

Ah, en el mismo instante en que ardieron los ojos del joven en los tuyos,
tu embrujo lo penetró, quebró su altivo cuello
y retorció su corazón con uno solo de tus cabellos de oro.


Dante Gabriel Rossetti (1828-1882)


               Catedral de Notre Dame.                                                                            Lilith. Cinthya de Anda

Lilith es un nombre dulce e inquietante, rodeado de magia y misterio, cargado de ambigüedad y pecado, susurrado con temor. Madre de demonios y compañera de lo maligno, representa las fuerzas del mal, el poder arrollador de la seducción y destrucción de quien se deja tentar por ella.Temida y rehuida, es el símbolo del lado tenebroso y corrupto de la sexualidad femenina.Asociada con la luna nueva o invisible, representa el lado negativo y temible de todo lo femenino.
Veamos como representa Hugo van der Goes La caída de Adán y Eva en el Edén: Hay algo deconcertante en ese cielo azul con magic hour, en el gesto del reptil pseudo-humano (Lilith y Satán se confunden a menudo en la representación de la serpiente) y en la fibrosa delgadez del brazo estirado de Eva. Las variaciones del mito llevan Lilith a convertirse en seductora de los propios hijos de Adán y Eva -abordando a Caín con palabras de Consuelo tras la muerte de Abel-, o asimilada a la serpiente del Paraíso como en los frescos de la Capilla Sixtina de Miguel Angel.Sixtina de Miguel Ángel. 



La Reina de la Noche, Madre de los Demonios, Primera esposa de Adán. Lilith, creada junto a él, es la sombra misma. Es el inconciente, esa parte de nosotros animal, insolente, incivilizada, pasional, y basicamente natural. Ella es sexo. Ella es todo lo que la (enferma) sociedad rechaza; una sociedad que ha sido enseñada por muchos de años a reprimir lo que es natural y disfrutable. Eva es también nuestro inconciente. Pero, es tan pequeña en nuestros yos internos comparada con la parte conciente aparentemente dominante. Ella no tiene voluntad propia —siendo parte entera de Adán. Ella es esa parte de nosotros, que como personas civilizadas, mostrarémos a los otros. Eva es lo que ha sido programado en nosotros como "aceptable". Ella es la parte polar opuesta de Lilith. Eva y Lilith forman juntas entera la parte del yo interno. 


                                           Vampiro. Edvard Munch, 1893                         El vampiro. Philip Burne-Jones, 1897

Recomiendo la lectura de Las hijas de Lilith de Erika Bornay es un libro singular que estudia la imaginería de la mujer fatal que se desarrolló en la segunda mitad del siglo XIX y principios del XX.
Los acelerados procesos de urbanización, característicos de los países más desarrollados de la Europa occidental de mediados de siglo, hicieron visible la presencia pública de las mujeres como fuerza de trabajo. Fuera de su papel maternal y conyugal, este nuevo actor social encarnó el miedo y la ansiedad hacia el nuevo orden que empezaba a establecerse. Tanto en los movimientos artísticos como literarios se ve reflejada una sociedad esquizofrénica que no pudiendo resolver una ética sexual de la diferencia, hace del otro, por excelencia la mujer, espejo de sus más profundos miedos y complejos. La imagen femenina del naciente orden social desencadena un imaginario misógino y sexofóbico, que recupera personajes bíblicos, mitológicos, literarios e históricos formando un ejército de mujeres que encarnan el mal radical. Un colectivo de cortesanas, prostitutas, diablesas, vampiresas, pero sobre todo malignas, son recuperadas por artistas y escritores para modelar la imagen de la femme fatale que colmó la fantasía de voluptuosidad de más de uno solo. Cito a la autora:. La dicotomía María-Eva se afianza a medida que avanza el siglo. La madre, la esposa, es aquella Virgen desexualizada de la que habla el Evangelio; Eva, por el contrario, es la que condujo al hombre a la perdición. El hombre romántico, el artista fin-de-siècle, el creador decadente, primarán en su obra esta última imagen de mujer. La exacerbada represión había creado en muchos de ellos todo un mundo de fantasías y quimeras eróticas que difícilmente podían ser canalizadas hacia la imagen de la casta esposa y madre producto del código moral victoriano.


  
Lilith por William-Adolphe Bouguereau. y Dante Gabriel Rosseti, 1872
¿Pero quién diablos es Lilith? Antes que Eva, fue Lilith. Según los textos religiosos hebraicos, ella fue la primera esposa de Adán. No queriendo renunciar a su igualdad, polemizaba con él:
Lilith consideraba ofensiva la postura recostada que él exigía. ¿Por qué he de acostarme debajo de ti? Preguntaba. Yo también fui hecha con polvo, y por consiguiente soy tu igual. Como Adán trató de obligarla a obedecer por la fuerza, Lilith, airada, pronunció el nombre mágico de Dios, se elevó en el aire y lo abandonó.
Desobedeció a Adán y al propio Dios, quien le indujo a permanecer junto al hombre que le había destinado. Lilith es una devoradora de hombres. Los seduce y ataca en el abandono del sueño, estrangula a los recién nacidos y aborda a las parturientas. Lilith es la figura de la mujer estéril que encuentra concordancia con los primeros movimientos de liberación de la mujer y el control de natalidad. Lilith es mitad reptil, mitad mujer. Es el animal insaciable, la bestia de la época victoriana que personifica el vertedero de su doble moral. No ya esposa de Adán, sino del diablo. Lilith es la ramera, la perversa, la falsa, la negra; suficiente para convertirse en la figura paradigmática, rebelde e insubordinada de la época.
Erika Bornay hace un análisis detallado de todos los personajes que encarnan la descendencia de Lilith. La Venus que flechó a Dante Gabriel Rossetti. La Pandora que comparte con Eva la curiosidad, esparciendo el infortunio entre los hombres. El caso insólito de Medea de quien Lacan dirá que es la verdadera mujer que asesina no sólo a la mujer por quien Jasón planeaba abandonarla sino a los propios hijos que tuvo con él. Proserpina, la diosa de los infiernos. Circe, que transforma a los hombres en cerdos, leones o perros según el carácter de cada uno; pintada, entre otros por Félicien Rops y J.W. Waterhouse. Helena, causante de la guerra entre griegos y troyanos. Fílide, que habiéndose suicidado se convirtió en almendro y de la que Edward Burne-Jones pintara su particular visión. Salomé, quien ejerció fascinación entre artistas y escritores, desde Flaubert hasta Gustave Moreau y Oscar Wilde. Judith, recreada por Gustave Klimt, aparece como el prototipo de la femme fatale; ejecutora de la decapitación del general enemigo Holofernes y emblema de la sensualidad, el placer, el dolor y la muerte. En este catálogo de mujeres también aparecen Dalila, Cleopatra, Mesalina, Olympia, Medusa, la esfinge, las sirenas, las harpías, las vampiresas y un sinfín de mujeres, traídas desde las profundidades míticas, históricas y literarias, para dar cuenta de la perdición, la traición, el pecado, la seducción y, finalmente, la caída no de la humanidad, sino del hombre. 



                                 Rachel Wiesz                                               Salma Hayek

Sea como fuere es evidente que Lilith es el perfecto símbolo para representar la mujer emancipada, la que no se somete al hombre y busca la igualdad. Dejando a un lado las referencias a los sueños eróticos masculinos, Lilith es un ejemplo claro de como la mitología nos puede ayudar a encontrar las raices del feminismo. 



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