A ella le gusta mucho el semen del hombre, y anda siempre al acecho de
ver a dónde ha podido caer (generalmente en las sábanas). Todo el semen
que no acaba en el único lugar consentido, es decir, dentro de la matriz
de la esposa, es suyo: todo el semen que ha desperdiciado el hombre a
lo largo de su vida, ya sea en sueños, o por vicio o adulterio. Te harás
una idea de lo mucho que recibe: por eso está siempre preñada y no hace
más que parir.
Primo Levi, Lilít y otros relatos, Barcelona. Edicions 62, 1989, p. 24.
Tablilla terracota sumeria
Lilith. John Collier, 1892
Lilit (o Lilith) es una figura legendaria de la mmitología judía, de origen mesopotámico. Es considerada la primera esposa de Adán y por tanto, anterior a Eva.. Por propia iniciativa abandona el Edén y se instala junto al Mar Rojo donde se unirá con Asmodeo -demonio que aparece mencionado en el Libro de Tobit-, que sería su amante. Más tarde, se convirtió en
una bruja que rapta a los niños en sus cunas por la noche y se une a los
hombres como un súcubo, engendrando hijos -los lilim- con el semen que los varones derraman involuntariamente cuando están durmiendo -polución nocturna-.
Se la representa con el aspecto de una mujer muy hermosa, con el pelo
largo y rizado, generalmente pelirroja, y a veces alada.
El origen de la leyenda que presenta a Lilit como primera mujer se encuentra en una interpretación rabínica de Génesis 1, 27. Antes de explicar que Yahvéh dio a Adán una esposa llamada Eva, formada a partir de su costilla -Génesis 2:4, 25,
el texto dice: «Creó, pues, Dios al hombre a su imagen; a imagen de
Dios lo creó; varón y mujer los creó». Si bien hoy suele interpretarse
esto como un mismo hecho explicado dos veces, otra interpretación
posible es que Dios creó en primer lugar una mujer a imagen suya,
formada al mismo tiempo que Adán, y sólo más tarde creó de la costilla
de Adán a Eva. La primera mujer a la que alude Gn. 1, 27 sería Lilit, la
cual abandonó a su marido y el jardín del Edén.
La leyenda está vinculada a una tradición mágico-religiosa judía: la
costumbre de poner un amuleto alrededor del cuello de los niños recién
nacidos, con el nombre de tres ángeles (Snvi, Snsvi, Smnglof).
El Génesis Rabba, midrás sobre el libro del Génesis,
recopilado en el siglo V en Palestina, señala que Eva no existía
todavía en el sexto día de la Creación. Entonces Yahvéh había dispuesto
que Adán diese nombre a todas las bestias, aves y otros seres vivientes.
Cuando desfilaron ante él en parejas, macho y hembra, Adán —que ya era
un hombre de veinte años— sintió celos de su amor, y aunque copuló con
cada hembra por turnos, no encontró satisfacción en el acto. Por ello
exclamó: «¡Todas las criaturas tienen la pareja apropiada, menos yo!», y
rogó al Dios que remediara esa injusticia.
Según el Yalqut Reubeni, colección de comentarios cabalísticos acerca del Pentateuco, recopilada por R. Reuben ben Hoshke Cohen: Yahvéh formó entonces a
Lilit, la primera mujer, del mismo modo que había formado a Adán. De la
unión de Adán con esta hembra, y con otra parecida llamado Naamá, hermana de Túbal Caín, nacieron Asmodeo
e innumerables demonios que todavía atormentan a la humanidad. Muchas
generaciones después, Lilit y Naamá se presentaron ante el tribunal de
Salomón disfrazadas como rameras de Jerusalén.
Adán y Lilit nunca hallaron armonía juntos, pues cuando él deseaba tener relaciones sexuales
con ella, Lilit se sentía ofendida por la postura acostada que él le
exigía. «¿Por qué he de acostarme debajo de ti? —preguntaba—: yo también
fui hecha con polvo, y por lo tanto soy tu igual». Como Adán trató de
obligarla a obedecer, Lilit, encolerizada, pronunció el nombre mágico de
Dios, se elevó por los aires y lo abandonó.
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