EYES WIDE SHUT: EL SEXO Y LA MORAL


Es una de mis favoritas porque Eyes wide shut,  deja las puertas abiertas, la línea entre lo real y lo soñado es muy delgada, a veces no se sabe en qué terreno se encuentra uno, y la imaginación se desata, exige que uno sea un observador activo, atento, los sentidos se despiertan y el erotismo, el suspenso y la sorpresa, crean momentos de intensidad compleja. En mi caso, Ojos bien cerrados ha sido una fuente de nuevas fantasías compartidas con mi novia.La obra de Stanley Kubrick está plagada de referencias sexuales. Desde “Lolita”, en la que el director norteamericano adaptó la novela homónima de Vladimir Nabokov para narrar la irresistible atracción de un hombre por una adolescente de apenas quince años, hasta “Eyes wide shut”, un inquietante relato sobre la odisea de un hombre que vaga por la ciudad de Nueva York en busca de un polvo que borre los fantasmas del imaginario erótico de su mujer, el cine de Kubrick está dotado de una extraordinaria carga sexual. No en vano, la última palabra que se pronuncia en un filme suyo, la que cierra su obra póstuma, es “Fuck”.



STANLEY KUBRICK, EL SEXO Y LA MORAL
El sexo, en sus diferentes formas y connotaciones es uno de aquellos factores por los que, a
veces, la razón humana se abandona a su suerte y entra en un estatus de especulación y de cansancio;
como si el sexo fuese un neutralizador de su potencialidad. Hay muchas formas de abordar el sexo y éste
también se nos manifiesta de formas bien distintas. Lo hay mesurado, apasionado, fácil, gratuito, imaginativo, duro, moralista, ético, violento...pero la difícil, y esto es algo que Kubrick ha hecho en todas
sus películas, es someter todo esos enfoques a un sólo punto de vista: el de un intelectual.
Si entendemos este punto de vista intelectual coma una exigencia de que la voluntad moral debe
ser determinada par la deliberación razonable del fin, podremos acceder de manera más fácil al ambiente
con el que Stanley Kubrick impregna sus dos películas que más directamente tratan las relaciones sexual
Lolita y Eyes Wide Shut. Aunque los contenidos y las épocas son diferentes (casi cuatro décadas separan
ambos filmes), lo cierto es que Kubrick refleja en estos dos largometrajes esa visión intelectual y
ciertamente moralizante del sexo y las relaciones que le ha llevado a convertirse en uno de los directores
más controvertidos de la historia reciente.
 
Los dos personajes protagonistas de Lolita y Eyes Wide Shut, el profesor Humbert (James Mason)
y el doctor Harford (Tom Cruise), se ven envueltos en oscuros vericuetos psicológicos provocados por
sus inmorales pasiones sexuales. Y, si bien es cierto que los deseos sexuales de uno y otro son planteados
como abyectos, no lo es menos, el hecho de que utilizan su preparación intelectual y moral para actuar
con fines distintos, lo cual les hace replantearse una y otra vez el porque se ven envueltos en esa tela de
araña. No obstante, la diferencia está en la praxis: Humbert pone en práctica todo lo que se propone (llega
a acostarse con Lolita), mientras que Harford apela a su sentido más ético y no llega a consumar acto
alguno.
Que duda cabe que los convencionalismos sociales juegan un papel esencial en Lolita y Eyes
Wide Shut, aunque Humbert se muestra como un personaje trasgresor en pos de su fin y Harford (con una
dimensión marcadamente conservadora) parece no dar crédito al abanico de variantes sexuales que se le
presentan. Expresado en términos más claros, diríamos que el eje argumental de Lolita sería éticamente
incorrecto en todas las épocas, mientras que Eyes Wide Shut nos muestra los pocos prejuicios sociales
ante el sexo a las puertas del siglo XX.




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