Es polémico por donde se lo mire. Desde sus
controvertidos avisos para Gucci hasta las últimas tapas que produjo
para Vogue París, todo en su vida está teñido de escándalo. Ahora es el
turno de la campaña de su última fragancia. ¿Te animás a mirar las
fotos? y a juzgar.
Una sexualidad latente. Eso es lo que se desprende de esta campaña. Fiel a su estilo, las fotos se suman a la estética porn chic que caracteriza al diseñador Tom Ford y que pone al erotismo y la provocación al límite del escándalo.
Las imágenes de presentación de Neroli Portofino,
el perfume en cuestión, muestran a un hombre y a una mujer (los modelos
Max Motta y Mariana Braga) completamente desnudos, enjabonados y
jugando en la ducha con enormes frascos del producto.
El "Rey
Midas" de la moda nos deleita –y sorprende- una vez más con una de sus
creaciones hot. Luego de las inolvidables promociones con las que sacó a
Gucci de la bancarrota hasta las últimas (y ultra polémicas) tapas de
Vogue París en las que muestraniñas seduciendo y ancianos teniendo sexo, .estas fotos son un ejemplo más de cómo el alto voltaje y la búsqueda del límite permanente son el fuerte de Ford.
La fragancia
Neroli
Portofino es una nueva versión súper sexy del clásico perfume. Más
fresca, más enérgica y con notas cítricas, es adecuada tanto para
hombres como para mujeres. Además, viene acompañada por una completísima
línea de productos: jabón, body milk y diferentes cremas. Dentro de
poco… ¡Será un infaltable en el tocador de todos los beautystas!
Luego
de la portada de Vogue en la que mostró nenas en posiciones sensuales,
Ford y la editora Carine Roitfeld debieron alejarse de sus cargos. El
diseñador, sin embargo, sigue apostando al erotismo y a la provocación.
¿Te gusta o te parece una postura que sólo busca llamar la atención?
Carine Roitfeld y el diseñador Tom Ford, los editores de Vogue París,
parecen no tener límites. En una búsqueda frenética por el impacto –y
el consecuente aumento en las ventas- han sido capaces de todo. Y más.
Ésta es su última jugada.
En el número de diciembre/enero 2011
de la revista aparecen ellas, Thylane, Lea y Prune. Son chicas, nenas.
La más grande tiene 8 años; las otras dos, menos. Lejos de la inocencia y
la frescura de la infancia, se las ve sexys, misteriosas, intentando
parecer grandes. Eso, precisamente, es lo que choca de las fotos
captadas por la lente de la artista Sharif Hamza: posiciones, cuerpos,
entornos glamorosos y miradas adultas en la piel de niñas.
Maquilladas
en exceso y con peinados altos, en vez de jugar a vestir a sus Barbies
son ellas las que lucen prendas de Versace, Gucci y Saint Laurent. Todo
engalanado con joyas de Cartier, Boucheron, Bvlgari y Van
Cleef&Arpels e increíbles y altísimos stilettos de Balmain y
Christian Louboutin.
La polémica no tardó en instalarse y en
pocas horas las imágenes dieron vuelta al mundo. ¿Qué busca la
producción además de este escándalo? No queda claro. Para algunos es una
nota más que se destaca por la calidad y la belleza de las tomas de la
fotógrafa. Para otros, refleja la obsesión del universo fashion por la
juventud, las lolitas y los cuerpos mínimos. El que fue más lejos en
esta discusión fue el reconocido ilustrador Alexsandro Palombo. Duro en
sus crÍticas, afirmó que este es “es el regalo ideal para los pedófilos”.
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